Fecha: 6 octubre, 2025

Desde el Ayuntamiento consideran que esta insignia es “una nueva puesta en valor de las construcciones emblemáticas que tenemos en la localidad y a las que ahora se suma este hotel del siglo XX con tanta historia”

En el Día Mundial de la Arquitectura, el Hotel El Montico de Tordesillas ha sido premiado por el Colegio de Arquitectos de Valladolid (COAVA) con la instalación de una placa Docomomo que lo distingue por su “especial valor patrimonial”. Durante la mañana de este lunes, el presidente del COAVA, Manuel Vecino; el alcalde de Tordesillas, Miguel Ángel Oliveira; representantes de la propiedad del edificio, Hijos de Ángel Diéguez; el subdirector de internacionalización y relaciones institucionales de la ETSAVa, José Ramón Sola, así como el arquitecto que diseñó la obra, Joaquín Pallás, han sido los encargados de descubrir la placa que ahora engalana la fachada de la entrada del hotel.

Además, al acto también han acudido el diputado provincial Javier González Vega, el arquitecto representante de la Universidad de Valladolid en la Fundación Docomomo Ibérico, Daniel Villalobos; y la arquitecta representante del COACYLE para la Comisión Técnica del Docomomo Ibérico, Sara Pérez Barreiro, además del constructor tordesillano que participó en la obra, Luis Miguel Prieto.

Durante las distintas intervenciones, el primer edil de la localidad anfitriona ha agradecido a Joaquín Pallás que decidiese ubicar su obra en Tordesillas. “Para nosotros es muy importante contar entre los edificios del municipio con el hotel El Montico, un hotel tan emblemático y singular. Nuestro pueblo cuenta ya con muchos edificios con relevancia patrimonial, y que a ellas se sume una construcción del siglo XX, que va a pasar a la historia por su valor arquitectónico, nos llena de un profundo orgullo”.

Por su parte, Daniel Villalobos ha matizado que la placa que se ha otorgado es “una insignia que convierte a este en un edificio insignia que pone de manifiesto la importancia de la arquitectura del movimiento moderno”. “La labor de Docomomo comenzó en 1994 y empezó con 400 edificios registrados, y en la actualidad tiene 2.469, de los cuales en Castilla y León hay 204 y solo en Valladolid 58, entre los que ahora se incluye El Montico en el máximo nivel, con importancia nacional e internacional, por el atractivo que esta obra supone para el patrimonio de la arquitectura moderna; un patrimonio que primero hay que documentar, registrar y sobre todo conservar”.

Asimismo, los propietarios han querido extender los agradecimientos a Joaquín Pallás por “esta joya de hotel” y subrayar la relevancia que supone “este reconocimiento”, a lo que Pallás ha añadido su personal agradecimiento a todos “por el interés sobre la arquitectura. Lo mío no es hablar, es diseñar, proyectar y casi construir, y ahora queda en vuestras manos la conservación y valoración del edificio”.

Tras lo cual, se ha descubierto la placa conmemorativa donde aparece el año en el que se inauguró el edificio, 1971, y el nombre de su arquitecto, dejando esa huella para que todo aquel que llegue a El Montico aprecie aún más su valor como edificio.

Una obra para la historia

Situado en la carretera que une Valladolid con Tordesillas, el Motel de Montico, hoy en día renombrado Hotel El Montico, fue diseñado en 1970 por el arquitecto Joaquín Pallás. Nacido como lugar de encuentro y ocio de los residentes en la urbanización El Montico, y creada a finales de los años 60, el complejo contaba con grandes salones, cafetería, restaurantes y piscina, además de una zona hotelera.

Se integra además en el paisaje pinariego que le rodea donde cada uso del hotel va ocupando un mayor o menor número de módulos, que el arquitecto dispone en el solar generando un juego de llenos y vacíos. Las zonas de comedor, bar y salones establecen una continuidad visual, pero los suelos escalonados y la diferencia de cotas entre ellos permite, a la vez, cierta privacidad. Este juego visual se ve reforzado por la presencia de unas grandes vigas de hormigón de gran canto inclinadas, que se apoyan en muros de ladrillo creando un contraste de colores, y con la existencia de un patio que permite la separación con la zona hotelera.

Mientras, la zona pública se organiza en una sola planta y el área hotelera posee varios niveles. Las habitaciones se agrupan de dos en dos y se van escalonando, buscando la intimidad de sus usuarios. Todas ellas cuentan con un balcón que se abre al paisaje, estableciendo una relación directa con el pinar exterior sin perder el carácter privado necesario. Con este proyecto, Pallás consiguió una gran fama que le permitió construir después lo que sería su gran obra, el Parador Nacional de Segovia de 1973.