Fecha: 6 julio, 2020

El folclore y la artesanía de Tordesillas perdieron el pasado diciembre al dulzainero y ebanista Restituto Martín, uno de sus impulsores predilectos, que deja un importante legado tras de sí

El pasado 23 de diciembre, Tordesillas quedó huérfana de uno de sus folcloristas y artesanos más activos de sus últimos tiempos. Con 74 años de edad, Restituto Martín daba su último adiós al municipio donde dedicó toda una vida al laborioso oficio de la madera y a mantener viva la música de raíz. Su pasión comenzó desde niño, cuando ‘Resti’ se empapó de la técnica de su padre y de su abuelo a la hora de convertir cualquier rama o tronco en muebles o herramientas de todo tipo. Su principal actividad fue la de silletero, un oficio al que se dedicaba en su taller de la Plaza de la Chana.

Con los años, el “progreso” fue acabando con el futuro de unas piezas cada vez más sustituidas por el plástico o los conglomerados. “Cuando la cosa cambió, muchos de mis compañeros dejaron de hacer sus productos, ya que no eran rentables”, reconocía el que fuera de los últimos artesanos madereros de la provincia. Nostálgico de unas labores centenarias, ‘Resti’ siguió realizando algunos trabajos por encargo tras jubilarse. Entre sus anédotas, recordaba siempre cómo fue capaz de realizar un ajedrez cuyas piezas superaban el medio metro de altura.

En sus últimos años, ‘Resti’ recorría la ribera del Duero para recopilar ramas de chopo que después se convertirían en espadas, zumbiques o peonzas. Lo hacía gracias a su torno de ballesta, una herramienta que tiene sus orígenes en el siglo XVI, sencilla pero muy efectiva a la hora de tornear la madera. Según recuerda el artesano Lorenzo Duque, con quien compartió innumerables vivencias, ‘Resti’ era toda una institución en el Mercado Medieval de Tordesillas, donde recibió una mención especial en 2017.

Hace exactamente diez años, Restituto se retiró del mercado, argumentando que la crisis económica había afectado definitivamente a este tipo de encuentros con la artesanía. “Era un buen artesano, muy auténtico, lo hacía todo a la vista del público”, recuerda Manuel Sancho. “Era muy comprometido con su pueblo. Es una pena que nadie haya querido seguir su oficio para que se hubiera mantenido”, añade.

Restituto destacó además en el plano musical: hizo posible, de oído, la formación del grupo musical ‘La Besana’ –en el verano de 1987- poniendo en valor la dulzaina y el tamboril en unos tiempos en que el folklore local parecía que recuperaba su vida. Según se cuenta, la dulzaina de ‘Fuso’, otro dulzainero de la Villa, estuvo en su poder y la ofreció al desaparecido Museo del Farol, donde estuvo expuesta.

En concreto, en 1989 se integró en el Concejo de Dulzaineros del Toro de la Vega, junto con algunos de los miembros de la escuela de dulzaina ‘La Besana’, entre ellos Elías Martínez Muñiz, José María Pérez Hernández, Pablo Román Burillos, Francisco Valdivieso Sanz y Eloy Velasco Gómez. En estos momentos hubo aires renovadores, todo apuntaba a que el folclore iba camino de recuperar su esencia, y ‘Resti’ no dudó en apostar por dar fuerza a la cultura como manera de afianzar nuestras raíces. Comprometido en la defensa de sus ideas y fiel defensor de la cultura de raíz, su esfuerzo a la hora de impulsar el legado cultural de Tordesillas convierte a ‘Resti’, para siempre, en uno de sus principales valedores.