Fecha: 11 septiembre, 2024
La peña El Oasis lleva casi 40 años disfrutando de las patronales, siempre con la misma ilusión y sin perder sus señas de identidad como son el ‘zambombazo’, los porrones llenos de limonada y la música folk a todo volumen como “símbolo de nuestras raíces”.
Con el año 1985 como punto de inicio de sus andanzas, la peña El Oasis es una de las pandas más longevas de Tordesillas, pues después de casi 40 años al pie del cañón, disfrutando de las Fiestas de la Guía y de la Peña, siguen teniendo la misma alegría e ilusión por estas fechas como el primer día.
Amantes de las tradiciones y de sus raíces, su nombre ya es un homenaje a una antigua pandilla del pueblo, pues según explican, cuando eran niños y quedaban en la calle San Corpus -zona en la que la mayoría residían-, hablaron con unos señores mayores que les contaron historias sobre antiguas peñas, y tanto les gustó el nombre de El Oasis que lo tomaron como propio. Los integrantes del grupo han ido subiendo y bajando hasta establecerse en 30 personas, «un grupo de amigos de toda la vida que vive estos días con las mismas ganas de siempre».
Y si algo caracteriza a estos tordesillanos ya no es solo que sean «la peña que más tiempo lleva en el mismo cuarto», sino que esta familia abre sus puertas durante las patronales a vecinos y visitantes para que compartan con ellos momentos como el ‘zambombazo’ de la noche del viernes al sábado de los faroles, algo que llevan haciendo desde niños y que ha pasado de ser una tirada de petardos a una de cohetes «que mucha gente se acerca a ver», pero también sus identificativos porrones llenos de limonada para todo aquel que se anime a «tirar de porrón» o «las comidas y parvas después de los encierros, que son tan propias de Tordesillas», y todo ello con la música folk como banda sonora del local.
Comentan, entre risas, que son una de las peñas que más veces se ha presentado al concurso de faroles, «aunque sin suerte… pero somos los mejores segundos»; unos faroles que luego forman parte de la decoración de su cuarto. Además, admiten que el momento de preparar la peña es uno de sus favoritos, donde recuerdan todas las actividades en las que han participado, como el arrastre, el fútbol vaca o la becerrada de las pandas, «aunque siempre nos ha quedado la espinita de poder hacer la soldadesca».
Afirman que el programa de fiestas les encanta tal y como está, pero echan de menos bajar a la ermita de la Peña para recoger los premios de los faroles, «algo que se debería recuperar con control y orden, porque era un sello de identidad», al igual que las actividades paralelas que organizaba la Asociación de peñas, “con sus momentos de juegos y de risas”. Pero a pesar de eso nada los frena para pasar unas fiestas llenas de «alegría, jolgorio, ilusión y algarabía», y animan a sus vecinos a seguir esa premisa «siempre con control y respeto» y a recuperar los recorridos por los cuartos.