Fecha: 8 julio, 2019

Con más de un siglo de historia, el establecimiento regentado por Luis Bastida amplía cada día su oferta enfocada a la preparación de comidas multitudinarias

Con el ADN de la hostelería en sus venas, han pasado ya 11 años desde que Luis Bastida tomó las riendas de su primer negocio de restauración en la Villa. Gracias a la influencia de una familia dedicada a la hostelería, con apenas cuatro años aterrizó en Tordesillas, donde sus padres regentaron el Bar Bastida, y este quiso seguir su estela, primero con el Bar El Escudo, con el que creció profesionalmente, y desde hace seis años, con la gestión del Restaurante Viky.

Este centro de la gastronomía local para vecinos y turistas es el establecimiento con más años en activo en la localidad, pues sus paredes constatan una vida de 105 años. La jubilación de los anteriores dueños, Viky y Mariano, dio la oportunidad a Luis de continuar con la actividad de este restaurante por antonomasia de la Villa. Especializado en los torreznos, los tigres, y con una amplia carta de raciones, Bastida apostó por dar continuidad a la esencia del local y su gastronomía, pero introduciendo elementos innovadores, como ha sido una carta cuidada para que los turistas conozcan la gastronomía de la zona, o sus conocidos caterings, a través de los cuales el Restaurante Viky ha llegado a dar comidas para más de 300 personas. “El 80% de nuestros comensales son turistas, ya que el hecho de estar situado en un enclave histórico como es la Plaza Mayor lleva a que mucha gente ya nos conozca y se acerque a probar nuestros platos”.

Con 36 años bajo el nombre de ‘Viky’, con la llegada de Luis el restaurante vio crecer su comedor con el objetivo de trabajar el menú del día. “Nuestro punto fuerte ahora son las comidas y los catering, donde nos adaptamos a las necesidades del cliente. Empezamos con las paellas por encargo, cada vez para más personas, y ahora supone una parte importante de la facturación del establecimiento. Todas las semanas damos entre tres y cuatro comidas para grupos, desplazándonos a donde sea necesario”. Aparte de su catering en paellas, también trasladan buena parte de su carta a los diferentes eventos que les contratan, con un amplio abanico de posibilidades.

“Cuando llegué mi idea era conjugar la esencia de los anteriores dueños haciendo crecer el bar año a año”, afirma Bastida, quien trabaja junto a su padre, su primo Julio, Pili, en la cocina, y un amplio abanico de camareros que les ayudan cada fin de semana. De cara al futuro, les gustaría ampliar el comedor para unos 60 o 70 comensales. “Para el verano no hay problema, ya que contamos con una amplia terraza, pero en invierno a veces nos vemos un poco limitados por el espacio”.Historia viva de la restauración de Tordesillas, con una solera y una trayectoria de 105 años.