Fecha: 13 abril, 2023
El jefe del Parque de Bomberos de Tordesillas es uno de los profesionales más reconocidos de Castilla y León por su experiencia en el cuerpo y su labor en grupos de salvamento y rescate
Félix del Amo (Valladolid, 1971), es el actual jefe del Parque de Bomberos de Tordesillas y Arroyo, además de un veterano en operaciones de búsqueda y rescate que ha dedicado gran parte de su carrera a salvar vidas. Es bombero desde 1996, además de ser un apasionado del salvamento en montaña y un buzo con amplia experiencia.
“Estamos en el Parque de Bomberos de la Diputación de Tordesillas desde hace 18 años. Hemos hecho uso del servicio los 365 días del año, 24 horas del día, desde entonces. Llevamos un gran número de intervenciones realizadas, dentro de la localidad y en los municipios que lo rodean”, señala Félix respecto a su trayectoria liderando el parque tordesillano durante los últimos doce años.
Además, el vallisoletano destaca el buen trato con la gente: “Después de tantos años ya conoces a muchas personas. Suelo ir con la familia a comer y me relaciono bastante sin estar viviendo aquí. Además, el jefe del parque de bomberos destaca la riqueza de su entorno y su patrimonio cultural. Félix revela que ser bombero es una vocación que nació en él desde joven: “Lo mío es vocacional. Cuando era más joven colaboraba con campamentos de la ONCE para ir con niños a llevarles a sitios y, con 18 años, hicimos una visita a un parque de bomberos. Yo ya lo llevaba un poco en la sangre y decidí empezar a opositar bastante pronto. Creo que ahí fue donde nació todo”.
Del Amo ha vivido muchas experiencias que lo han llevado al límite, tanto física como psicológicamente. Para él, es importante que los bomberos nuevos se preparen para situaciones difíciles para estar mejor preparados: “Siempre les digo que cuando vamos a una intervención nos intentemos poner en situaciones complicadas y difíciles, porque si luego llegamos y la situación es un poco más liviana, vamos a estar mejor, y si es dura, has llegado con la cabeza preparada para para ello”. Una de sus experiencias al límite se dio en Haití, donde formó parte del equipo español seleccionado para ayudar tras la gran desgracia en el país de 2010.
También dice que llevar una pequeña mochila con malos momentos es importante para sobrellevarlos, aunque a veces estos pueden salir. “Cuando vamos a una intervención nunca sabemos qué vamos a encontrar y te puedes encontrar cosas muy desagradables o duras con las que a veces empatizas. Hay veces que te encuentras con gente mayor y las puedes asociar a tus padres, hay veces que te encuentras con niños y lo haces a tus hijos, siempre es complicado”, señala Del Amo.
Sobre las intervenciones en incendios, el jefe de bomberos recuerda que siempre actúan con sobrepeso y fiebre: “Nada más ponernos nuestro equipo, con botellas, cascos y demás, se suman más de 20 kilos a nuestro cuerpo. Cuando entramos en un incendio podemos tener 300 grados en el interior y nuestro cuerpo puede llegar a 39 o 40 grados. Entonces parece que estás trabajando con fiebre y es una experiencia muy dura físicamente”.
Respecto a los incendios, la temporada de verano trae consigo más fuegos forestales, accidentes de tráfico y situaciones impredecibles. Para estar preparados, los bomberos realizan diariamente rutinas de comprobación de equipo y tareas de mantenimiento físico y mental.
Además de su trabajo como bombero, Félix también ha colaborado en asociaciones de salvamento y rescate acuático y de montaña, y se unió a un grupo de buceadores en la Diputación. Según el entrevistado, todas las situaciones extremas son difíciles, ya sea en la montaña o en el río, donde se enfrentan a factores como el tiempo, la accesibilidad, las corrientes y el frío.
Por último, Félix manda un mensaje a todos los que hayan decidido ser bomberos: “Les doy la enhorabuena. Creo que es un trabajo muy bonito y muy gratificante. Además está socialmente está bien visto y no te va a defraudar si es algo vocacional y lo llevas por dentro. Eso sí, tienes que dedicarte a ello muy en serio”. Pese a la dificultad de las pruebas físicas y teóricas, el jefe de bomberos señala que lo importante es “cogerlo con ganas, ya que hay una media de cinco a seis años para sacarse la plaza dedicando ocho horas diarias de estudio de entrenamiento. Pero si lo quieres, al final lo sacas”.