Fecha: 16 diciembre, 2018

El profesor del Colegio Divina Providencia ha sido uno de los 10 finalistas de los premios Educa Abanca gracias a su metodología

Aprender en las aulas a través de clases magistrales y a golpe de libro de texto, tiza y pizarra es una praxis de la que, dentro de algunos años, solo quedará el recuerdo. O al menos eso tiene claro Ibán de la Horra Villacé, profesor de matemáticas y tecnología del Colegio Divina Providencia, un docente que cree firmemente en que “no podemos avanzar si seguimos impartiendo conocimientos en el siglo XXI igual que en el siglo XX”. Consciente de las nuevas necesidades de sus pupilos, de la Horra ha desarrollado, desde su llegada al centro, hace ya 16 años, una metodología basada en el uso de nuevas tecnologías, tales como la robótica, la realidad aumentada, la impresión 3D, los drones e incluso la realidad virtual para enganchar a los estudiantes a la materia y fomentar su autoaprendizaje. Fruto de su esfuerzo, sus alumnos del pasado año le han presentado como candidato a los premios Educa Abanca, resultando uno de los 10 finalistas de las 400 candidaturas presentadas.

“Cuando empecé a dar clases tenía claro que los alumnos eran diferentes: hoy en día están sumergidos en la tecnología punta”, recuerda de la Horra, quien adapta la tecnología a la materia que imparte “como una herramienta interactiva que permite integrar al alumno y fomentar su inquietud por seguir aprendiendo”. “Todo lo que ellos investiguen y experimenten es lo que va a perdurar en su memoria, y por eso les ofrezco propuestas para complementar su formación y siempre responden bien, aunque les suponga un trabajo extra”, señala el profesor, quien cree que enseñar matemáticas o geometría con drones es algo que ha roto los esquemas de una asignatura muchas veces ardua.

Además de apoyar su formación gracias a su blog y a su página web, de la Horra gestiona plataformas para el profesorado, y es que, desde 2007, su inquietud le llevó a comenzar a trabajar en la formación de docentes. “Soy una especie de motivador de motivadores”, bromea, destacando que “al estar en contacto con otros profesores se comparten experiencias y eso enriquece mucho”. Concretamente, el tordesillano trabaja en centros de toda Castilla y León y del sur de Madrid, además de la dirección general de Aragón, llegando incluso a impartir masterclass en la Complutense de Madrid o cursos online para centros de Murcia.

Según de la Horra, “la formación del profesorado está en auge en vista de los buenos resultados de las nuevas técnicas”. No obstante, también considera que la oferta es tan amplia que “en ocasiones los docentes se acaban encasillando”. En este sentido, cree que “una metodología no es absolutamente válida, sino que a veces hay que adaptar varias de ellas al contexto socioeconómico de cada alumnado”. Así, considera que “hay tendencias que son simples modas y otras que han llegado para quedarse, como la realidad aumentada”.

“La evolución educativa se está llevando a cabo desde el propio profesorado, no desde instancias superiores”, defiende de la Horra, quien cree que “aún queda mucho por recorrer, pero sobre todo por quienes dan palos de ciego realizando reformas educativas que nada tienen que ver con las necesidades ni del alumnado ni del profesorado”. “Muchos de ellos quizás no habrán pisado un aula en su vida, y sostienen debates estériles cuando hay cosas más importantes como no marear a las familias haciéndoles comprar libros cada dos por tres o burocratizando la labor de los profesores con evaluaciones tediosas y excesivo papeleo”, critica.

Este compromiso por seguir dando pasos adelante en pos de una educación innovadora, además de la intensa tarea divulgativa -con numerosas publicaciones a sus espaldas- es el que ha hecho a Ibán de la Horra ganarse a sus alumnos, resultando finalista de unos premios con especial simbolismo. “Lo importante de estos galardones no es quien gane, sino que se dé repercusión e importancia al tema de la educación. Hace falta que nos tomen en serio, porque lo que hagamos en las aulas va a repercutir el día de mañana en el futuro de cada alumno”, defiende. Después de clasificarse entre los últimos 50 finalistas del certamen, el pasado 5 de diciembre de la Horra se clasificó entre los diez últimos finalistas. Queda por ver si opta a los galardones, aunque destaca de antemano que “en caso de que gane ya he prometido a mis alumnos que nos vamos todos de cena, aunque lo más importante es haberles motivado para que puedan labrarse un buen futuro”.