Fecha: 25 septiembre, 2017

Julio César Manjarrés cumple dos décadas dedicándose profesionalmente a la pintura hiperrealista y compartiendo sus conocimientos con medio centenar de tordesillanos

Se formó como aparejador en Madrid, aunque pronto supo que el mundo de la arquitectura no era para él y comenzó a aplicar sus nociones técnicas al universo artístico. El dibujo siempre había estado presente en su vida, de modo que, poco a poco, desarrolló un proceso de transformación que le hizo evolucionar desde el arte figurativo hasta ir depurando la técnica y decantarse por el hiperrealismo. Hablamos de Julio César Manjarrés, artista y director de la escuela de pintura de Tordesillas, donde imparte clases, desde hace cerca de veinte años, a medio centenar de alumnos.

Aunque natural de Sieteiglesias de Trabancos, Manjarrés reconoce su arraigo con la Villa del Tratado. No en vano se involucra, cada verano, en la decoración de un farol de cara a las fiestas de la Virgen de la Peña, en cuyo concurso ha sido jurado varios años. Sin embargo, la proyección del pintor llega más lejos, y coordina además las escuelas de Medina del Campo, Olmedo y Rueda.

Precisamente la faceta como profesor es la que prevalece en la vida de este artista, quien reconoce que “le gustaría tener más tiempo para mis cuadros, aunque me resulta imposible”. La parte positiva es que su trabajo docente es un seguro frente a la crisis que vive actualmente el sector del arte. “Es muy complicado vender obras hoy en día, el mercado está muy difícil y quienes se dedican integramente a la creación lo tienen muy crudo; tienen que tener muchos contactos”, lamenta.

Manjarrés comenzó dando clases en Medina, y pronto recibió la llamada de otros Ayuntamientos para desarrollar escuelas privadas. Durante el curso, en Tordesillas imparte clases los lunes, martes y viernes, por la tarde y por la noche. Y de sus primeros alumnos, prácticamente todos siguen. “Tordesillas tiene un buen caldo de cultivo, hay gente aficionada al arte de manera constante”, reconoce el artista, quien imparte nociones a todos los niveles y edades, incluso a personas sin ninguna experiencia. Manjarrés insiste a sus alumnos en comenzar con técnicas de dibujo para después aplicar óleo o pastel y crear obras de corte tanto figurativo o abstracto como realista. Al terminar cada taller, sus pupilos protagonizan una exposición colectiva con las obras realizadas.

Artista prolífico

Los conceptos técnicos ayudaron desde un primer momento a perfeccionar el perfil hiperrealista de Manjarrés, quien considera que “las perspectivas y las sombras son la base de su estilo”. Inspirado por autores de la talla de Antonio López o Eduardo Naranjo, el artista se apoya en las redes sociales para dar salida a sus trabajos, cuya calidad le ha llevado a quedar finalista en tres ediciones del premio ACOR. “Nunca ha habido mucho interés por el hiperrealismo, apenas tres o cuatro personas nos dedicamos a ello en Castilla y León”, afirma Manjarrés, destacando que “siempre hemos sido un poco malditos, la gente solo se fijaba en el arte de vanguardia, pero afortunadamente el hiperrealismo está resurgiendo”.

El artista celebra que se deje de lado el arte abstracto y se empiece a reconocer “el trabajo, la constancia, la técnica y el tiempo empleado en la creación” en las obras, y critica que, en ocasiones, “las instituciones han alentado el arte abstracto, pagando millonadas por obras carentes de técnica y sin valor que solo sirven para divagar de manera subjetiva”. “En la última exposición que vi en el Reina Sofía una persona estuvo 15 minutos apreciando un lienzo en blanco”, bromea Manjarrés. El pintor invita a los vecinos de Tordesillas a sumergirse en el mundo del arte a través de su escuela, a la que pueden inscribirse en el Ayuntamiento o en el número de teléfono 639675659.

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